Entre las competencias más demandas por el mercado laboral a todos los profesionales, el trabajo en equipo es sin duda una de las más requeridas. Se repite con frecuencia que solo cuando un grupo de personas se convierten en un verdadero equipo, solo en ese momento el rendimiento grupal se eleva, superando con creces el desempeño individual para alcanzar metas colectivas que nunca se podrían alcanzar individualmente.
No obstante y a pesar de hablar constantemente del tema, todavía quedan dudas acerca de cuales son las características que realmente producen cambios significativos en los equipos. Google se propuso hace unos años dar respuesta a esta pregunta, encontrar aquello que convierte a un grupo de personas en un verdadero equipo. La idea era conocer esas variables o buenas prácticas de los mejores equipos de la compañía, para una vez identificadas compartirlas con el resto de trabajadores. Proyecto Aristóteles, que así fue como lo bautizaron, nació en el 2008 utilizando como paradigma inicial la idea del equilibrio de personalidades. Se trataba de probar si, como muchos científicos aseguraban, los equipos funcionan mejor si reunían a personas con niveles similares de características de personalidad como la extroversión, introversión y otras. Ese equilibro de personalidades como clave de un buen equipo, fue una hipótesis que se rechazó rápidamente. Es cierto que solemos llevarnos mejor con personas similares, pero que eso garantice un alto desempeño es otra cosa.
Tras este primer fracaso siguieron probando hipótesis y realizando multitud de encuestas, preguntando a empleados y responsables que pensaban sobre lo que formaba a los mejores equipos. A pesar del número de datos y tras un profundo análisis, siguieron sin encontrar ningún patrón o evidencia que vinculara la composición de un equipo como su éxito. Todo siguió igual hasta que decidieron adoptar otro enfoque. Uno menos avalado por la comunidad científica que vinculada un alto desempeño con las normas de grupo, reglas colectivas que indican cual debe ser el comportamiento adecuado de sus integrantes. Prosiguieron entonces las investigaciones desde esta nueva visión y no tardaron en, ahora si, encontrar relación estrecha entre las normas y el buen desempeño.
Lo primero que descubrieron fue que la existencia de normas determinaba la experiencia emocional de participar en él. Es decir, pueden hacer que nos sintamos amenazados o seguros , entusiasmados o desmotivados por la pertenencia al equipo. Pero no solo eso, la claridad que aportan sobre como debe ser el comportamiento de cada uno de los integrantes en su relación con el resto de miembros y en la asunción de su rol, mejoraba notablemente el rendimiento grupal. Las normas de grupo era la respuesta que encontraron los investigadores para mejorar los equipos en Google. Si les funciona a ellos, ¿por qué no pueden servir también para mejorar al resto de empresas?.
Una vez realizado este hallazgo, el siguiente paso que se propusieron los integrantes del Proyecto Aristóteles fue conocer qué normas eran las que más ayudaban al desempeño grupal. Dicho de otra manera, ya sabemos que tienen un impacto positivo, ¿pero cuales tienen una mayor influencia?. De nuevo hallaron una respuesta a esta cuestión al observar que los mejores equipos, los que obtenían mejores resultados, en ocasiones cometían el mismo número de errores que el resto pero con una importante diferencia relacionaba con la gestión del error. Cuando se cometía algún fallo, los participantes de los mejores equipos informaban al resto y a su superior de los mismos, sintiéndose lo suficientemente cómodos para hacerlo público, aprendiendo colectivamente de él, y estableciendo acciones para que no volviera a producirse. De esta manera se producía el error, si, pero la correcta gestión que se hacía ayudaba a que no se volviera a producir. Todos aprendemos, todos mejoramos porque todos reconocemos el error y lo compartimos. Esa costumbre que los equipos habían establecido en relación a los fallos, generaba un sentimiento de unión y ayudaban a que la gente tomara decisiones puesto que el error no era penalizado. La norma de la SEGURIDAD PSICOLÓGICA, la creencia compartida por los miembros de un equipo de que el grupo es un lugar seguro para asumir riesgos, es la más importante y la que se ha mostrado más relacionado con el buen rendimiento grupal. Ese sentimiento de confianza en el que el equipo no avergonzará, castigara o rechazará a nadie por expresarse, genera el clima adecuado para un desempeño excelente.
Si se consigue que el equipo se siente psicológicamente seguro, este podrá llegar al siguiente nivel. Pruébalo, crea entornos estables y seguros. Esas normas hacen a los equipos inteligentes, ayudan a que todo el mundo se sienta bien y orgulloso de pertenecer a él. Por supuesto que existen muchos otros factores, pero este es sin duda uno de los más importantes. Más que fichar a superestrellas, a veces es conveniente prestar atención a las normas del equipo si queremos conseguir un elevado desempeño.
Gracias por tu tiempo, lo más valioso que tienes, y no olvides …¡desarrollar tu talento y el de tu equipo