Seguro que la historia de la oruga que se transforma en mariposa la has escuchado alguna vez. En el ámbito del crecimiento y desarrollo personal se emplea bastante. Ya sabes, un pequeño y no muy bello insecto se convierte en una bella mariposa gracias al milagro de la metamorfosis. Así, la oruga que en un principio parece que va a dedicar toda su existencia a comer y pensar únicamente en su propio bienestar, se transforma en una bella criatura que asume la importante función de la polinización de las plantas y, por tanto, en la producción de alimento para que otros seres puedan vivir.
Haciendo de nuevo uso de esta analogía, creo que entre los seres humanos y las propias organizaciones también podemos encontrar orugas y mariposas. Está en nuestra mano elegir una vida de oruga, consumir todo lo que podamos, pensando solo en nosotros mismos sin devolver nada a cambio. Se trata de un plano existencial individualista en donde no se tiene en cuenta que huella estamos dejando en la sociedad, planeta o simplemente en aquellos otros seres humanos con los que nos relacionamos. Pero también es cierto que podemos elegir el camino de la mariposa y transformar, o mejor dicho, evolucionar nuestra vida hacia un nivel superior capaz de crear valor para los demás, participando activamente en la creación de un mundo mejor para otros, para tí.
Como consultor organizacional me encuentro también con ambos tipos de empresa. Aquella que persigue sólo maximizar beneficios, movidos únicamente por indicadores y resultados, olvidándose del impacto que generan en la sociedad, mercado laboral y en el propio equipo que trabaja en cada una de ellas. Estamos ante compañías con una visión cortoplacista, donde el “usar y tirar” en todos los campos, incluido el de la gestión de personas, forma parte de su ADN. Ocurre, sin embargo, que esta manera de entender su gestión tiene poco futuro en un mercado que se dirige de forma imparable hacia un momento de escasez del talento, donde aquellas personas que marcan la diferencia evitarán y saldrán de estas organizaciones que no cuidan al recurso más importante que poseen.
Pero también debemos ser optimistas puesto que existen, y cada vez en mayor número, empresas que han progresado y sin olvidar los resultados, adoptan una visión mucho más amplia hasta llegar a convertirse en agentes activos creadores de riqueza para su entorno, para la sociedad y para las personas que forman parte de ella. Han avanzado hacia una vida de mariposa que les augura un futuro mucho más esperanzador que a las compañías que prefieren ser orugas, o no saben ser otra cosa.
Para finalizar me gustaría hacerte dos preguntas. La primera es muy sencilla, ¿en qué tipo de empresa te gustaría trabajar? ¿oruga o mariposa?. Creo que la mayoría elegiríamos la segunda opción. Aquí viene la siguiente,… ¿que vida estas eligiendo vivir? ¿oruga o mariposa?. Esta última es más complicada así que dejo tiempo para que la piensas pero recuerda que, a diferencia del insecto que necesita del proceso de la metamorfosis y seguir una secuencia temporal predefinida de acontecimientos, tú siempre puedes elegir en cualquier momento la vida que quieres llevar.
Gracias por tu tiempo, lo más valioso que tienes, y no olvides …¡desarrollar tu talento y el de tu equipo!