Imagina que te estás jugando el pase a la final de la NBA, la competición de baloncesto más importante del mundo. Juegas contra el mejor equipo de la temporada regular y, aunque es el primer partido al mejor de siete, eres consciente que una derrota al inicio de la eliminatoria puede condicionar el resultado de la misma. A pesar de contar con un gran equipo, tu mejor jugador, el mejor lanzador de triples que tienes inicia el encuentro con un paupérrimo 1 de 5 triples. Necesitas recuperarlo para este partido y para el resto que están por venir, eres consciente que unas palabras de ánimo y confianza le van a ayudar pero… ¡solo ha metido una canasta!. ¿Qué le puedo reconocer?. Realmente, ¿se merece un agradecimiento cuando el resultado es tan malo?. ¿No será mejor sentarlo en el banquillo, que esa noche no juegue muchos minutos y cuando lo haga que no siga lanzando ya que todo parece indicar que hoy no es su día?.
Nos han enseñado a ser poco agradecidos, vivimos en una sociedad donde preferimos hablar de lo negativo que reconocer un éxito. Lo malo siempre pesa más que lo bueno. Además, cuando damos gracias siempre la vinculamos a un objetivo, al resultado conseguido: “¡Qué bien que hayas sacado un 9 en el examen!; Hoy has metido 3 goles, ¡qué máquina eres!; ¡tengo que felicitarte por haber superado el objetivo de ventas!“. Es necesario reconocer el logro, la consecución de los diferentes retos es la que al fin y al cabo nos ayuda a avanzar en todos los ámbitos de la vida. En el mundo empresarial, por supuesto, sucede lo mismo pero con mayor intensidad. Indicadores, objetivos, KPI´S,… los datos nos dirán si las cosas se están haciendo bien como organización, equipo y trabajador, o nuestro rendimiento está por debajo de lo esperado.
Sin embargo no es suficiente. No vale únicamente echar un vistazo a la cifra de ventas de un comercial para afirmar con rotundida si su desempeño es bueno o malo. ¿Qué pasa si durante un mes no se ha conseguido el objetivo debido a circunstancias reales ajenas a su control?, ¿y si durante ese mes este empleado se ha esforzado al 100% siendo su comportamiento intachable tanto en cuanto a actitud como a desempeño (que no rendimiento como hemos dicho?. ¿Es un mal vendedor?. Podemos discutir que al final cuenta lo que cuenta, que ese mes no se merece cobrar comisión porque no se ha llegado a lo fijado. Como he dicho antes, el mundo empresarial está dominado por el datos, los números, las hojas excel. Pero estarás de acuerdo conmigo que valorar como malo el desempeño de este trabajador será injusto. Se ha esforzado, ha hecho bien su trabajo, se ha comprometido con el objetivo, conductas que en la mayoría de las ocasiones nos llevarán al resultado esperado y que por tanto son las que la empresa necesita que repita. Este mes no lo hemos conseguido, pero el próximo si hacemos lo mismo y en circunstancias “normales”, existen muchas posibilidades que se llegue a la meta esperada.
Me comentaban hace poco una importante cadena de supermercados con la que estaba desarrollando un proyecto de consultoría, que uno de los establecimientos cuenta con una muy buena responsable de tienda. Una excelente líder comprometida con la empresa y sus valores, que ejerce una buena gestión de su equipo. Ocurre sin embargo que la ubicación de la tienda no es la mejor y a pesar de todos sus esfuerzos no ha conseguido llegar al presupuesto de ventas esperado. ¿Podemos concluir en base a esta información que es un mala responsable de tienda?. ¿Estaríamos siendo justos con ella?. Yo creo que no. Por supuesto habrá cosas que mejorar para adaptarnos a esas circunstancias particulares, pero también conductas que reconocer y agradecer al tratarse de buenas prácticas que, en una situación “normal“, seguro que obtendría unos buenos resultados.
Por una cuestión de justicia debemos como líderes reconocer el resultado, pero también los buenos comportamientos que nos permiten alcanzarlos aunque ahora, a corto plazo, no se haya alcanzado. Tampoco debo esperar demasiado, el tiempo siempre es una variable a tener en cuenta en el mundo de los negocios, pero en ocasiones es necesario ser paciente y valorar el camino correcto aunque este de momento no nos lleve a donde queremos.
El entrenador de los Golden State Warriors lo tiene claro. Este pasado lunes 14 de abril Steve Kerr se dirigió a Stephen Curry, su mejor tirador, y a pesar de que esté no estaba nada acertado con solo un acierto de 5 triples, le dijo esto:
Otro ejemplo más de Kerr corrigiendo a su jugador desde el lado positivo.
Paciencia, tranquilidad, le gusta lo que está haciendo Curry a pesar de no estar acertado en el triple. pic.twitter.com/7Jjn7e8WyT
— NBA Spain (@NBAspain) 15 de mayo de 2018
Al final su equipo obtuvo la victoria y Curry acabo con 18 puntos, 6 rebotes y 8 asistencias. Para nada un mal partido. Creo que el desempeño de Curry no habría sido el mismo si solo se le hubiera valorado el acierto, si no se le hubiera animado ni generado confianza a través de las palabras de ánimo y agradeciendo en las que su entrenador valoraba la iniciativa del jugador. Habría sido diferente si en lugar de decir “sigue lanzando“, Kerr critica su falta de acierto y le ordena que deje de lanzar más triples en ese partido.
Gracias por tu tiempo, lo más valioso que tienes, y no olvides …¡desarrollar tu talento y el de tu equipo!