Formación directiva para surfear la ola del cambio

El mundo ha cambiado. Bueno, realmente está cambiando y lo seguirá haciendo los próximos años y cada vez a una mayor velocidad. A las alturas en la que nos encontramos creo que nadie podría decir lo contrario sin que lo “tachemos” de loco desfasado. Negarlo o minimizar el impacto de este cambio es quizás de las peores cosas que podemos hacer, la famosa ola del cambio que transforma, crea y desmonta procesos, productos y mercados hace tiempo que llego a nuestra vida en diferentes facetas. Como era de esperar, estos cambios también han llegado al mundo de la empresa, desde la tienda de barrio a la compañía multinacional, todas de una manera u otra se han visto influidas por esta ola.

Como el surfero cuando está en el mar, que no puede decidir cuando sale la ola simplemente si se sube a ella o no, las empresas y sus líderes no pueden plantearse si el cambio llega o no, ya ha llegado para quedarse, solo puede tomar la decisión de aceptarlos y apoyarse en ellos para mejorar su capacidad de gestión e innovación, o por el contrario mirar hacia otro lado negando lo que es una realidad dejándose aplastar por el tsunami.

Los líderes, quienes con su gestión diaria inspiran al equipo a su cargo, son en última instancia los primeros y máximos responsables en la consecución de tan ansiada adaptación. Ninguno de ellos puede permitirse trabajar en la zona de confort, deben de asumir su responsabilidad en la gestión del cambio, iniciando y promoviendo la innovación en sus equipos. También es su obligación emplear un estilo de liderazgo  capaz de extraer todo el potencial de sus colaboradores con una estilo innovador y más adaptado a los momentos actuales pero pensando en el futuro.

Para ayudarles en este cometido, desde mi punto de vista y como formador en la materia desde hace más de 15 años, creo que la formación directiva debería incluir una serie de requisitos imprescindibles no negociables que garanticen un desarrollo efectivo de las competencias de liderazgo:

  1. Formación que ayude a los alumnos a desarrollar un Estilo de Liderazgo Integral que entienda a las personas no como un recurso que se pueda gastar y consumir sin ningún miramiento sustituyéndolas por otras en el momento en el que este ya no se es de utilidad, si no más bien como la verdadera y única fuente de energía de la empresa que es necesario cuidar y promover. Estaríamos, por tanto, ante una formación que desde un enfoque de escasez del talento comprenda que conceptos como “employer branding” no es solo responsabilidad del departamento de recursos humanos. Cada líder de la organización debe responsabilidades en crear un buena imagen de empresa que basada en hechos reales que retenga y atraiga el talento.
  2. Formación Creativa, diferente e innovadora que resulte atractiva para unos alumnos muchas veces hastiados de tanto curso basada en lecciones magistrales y poco más. Pero también que potencie el perfil creativo de los líderes para que puedan conseguir que sus equipos aporten el 100% de diferentes maneras, gestionando su capital creativo del personal a su cargo.
  3. Como no, formación Tecnológica que impulse un perfil tecnológico en los líderes. Para ello deberá ayudarse de las nuevas tecnologías para su impartición no solo como soporte, si no como verdadera estrategia metodológica. También es recomendable que las nuevas tecnologías se conviertan en contenido formativo puesto que estas forman parte natural de nuestro día a día.. Por ejemplo, un curso de gestión del tiempo en el que se enseñe sobre a administrar mejor el tiempo pero empleando aplicaciones y herramientas tecnológicas novedosas que faciliten su gestión y la acerquen más a los tiempos actuales.
  4. Adaptada a la cultura y valores de la empresa. Se dice que la cultura de una empresa es lo que te dice lo que hay que hacer cuando no exista una norma que lo diga. La formación directiva debe dar respuesta sin duda a estas diferencias y peculiaridades de cada empresa, evitando “caer” en lugares comunes y soluciones prefabricadas que aunque útiles en algunos casos, poco valiosas la mayoría de las veces.
  5. Por último, una formación realmente práctica, que reduzca el tiempo de aplicación de lo vivido en el aula al día a día de la empresa, superando las innegables dificultades que a veces se encuentran quienes asisten a un curso sobre liderazgo. Por ejemplo, simulaciones y casos prácticos son, como mínimo, herramientas a emplearse en abundancia en este tipo de formaciones.

Y tú, ¿vas a surfear la ola y adaptar tu estilo de liderazgo a los tiempos actuales gracias a una formación realmente útil?, ¿o vas a dejar que te aplaste?.

Gracias por tu tiempo, lo más valioso que tienes, y no olvides …¡desarrollar tu talento y el de tu equipo!